Como en las madrugadas, los párpados que pesan, esquivando el mañana, huyendo de la cama. Derrotado frente al sueño y el horario de una vida puesta en venta o al menos subastada. Vértigo diario, frente al ritmo incontrolado, coronado por el miedo a lo inesperado, improvisando frases que te ayuden a saltar al otro lado. Sísifo de barrio, como una cami vieja recogiendo el sudor de esquinas mal dobladas, cuanto más te alejas, menos avanzas, más días gastas, todo te cuesta. Una espada de Damocles o una pluma envenenada, veinticuatro horas que son dos multiplicadas Callar y vivir un día un día más... Hablar y vivir en tu mirada... Nada tengo que decir que no puedas ver tú mismo, asómate al abismo e intenta sonreir. Gastando suelas, pintando con ruedas, abro Internet y lo conduzco sin problemas. Encuentro información como monto en bicicleta, y me armo de razones para haceros la guerra. Como en las madrugadas... Como un golpe de viento, llega siempre un momento donde el miedo ya no cuenta y lo que cuenta es el silencio, la ausencia de palabras que resista la obsolescencia programada de esta mierda que llamamos vida por no herirnos, que decimos que hemos elegido mientras juegan desde arriba con el ciclo de abuelos, padres e hijos. Como en las madrugadas, la angustia de estar encerrados entre sábanas de seda y besos con horario. Como en las madrugadas, comprando tiempo con mi ira apretando los nudillos para cuando llegue el día. El horizonte se desnuda con su firma naranja, acoge mi miedo y enjuga mis lágrimas. Como en las madrugadas...

Sonidos extraños, colores que no entiendes llegan de un lugar lejano. Todo es presa del cambio, todo se repite en distinto horario. No hay barreras en tu mente, puedes romper el tiempo y el espacio. De repente, has perdido el rumbo, y en su lugar has encontrado nuevas certezas, nuevas dudas, desde el extrarradio de tu cabeza, de tu aventura. Zis, zas, todo ha pasado tan deprisa que ni estás cansado. No luce el sol, ni oyes el mar, no sabes si estás sordo, ciego o amordazado. Pasa el tiempo, pasa la gente rápidamente toda tu vida ha pasado. Sonidos extraños.... Excusas sin fundamento: mal asunto, peor invento. Escapar de aquí para caer tan solo un poco más lejos. Tira los dados sin esperanza, cruza los dedos, nudo en la garganta estómago frío, corazón helado, tu pecho abierto: bosque inmaculado. Puño que alzas, sol de primavera antes de la batalla ganas tu guerra. No queda tiempo para otra mentira sientes la ira, te comes la vida Aprendes que siempre la primera vez se graba en tu mente, martillo y cincel. Ideas que aguardan tu porvenir: columnas de piedra para construir. Amigos que se pierden con los años, elecciones maduras o errores madurados. Sonidos extraños...

Exiliado en la noche de la guerra cotidiana, las piernas como acero, siempre alerta la mirada. Rescatando la ciudad de la ruina que la ataca, una bici más, un coche menos que te mata. Madrugada, brisa en mi cara. Ruedo tranquilo en la ciudad fantasma. Mi bici es un cuaderno que recoge las fachadas de viejos edificios y estampas olvidadas. Dando pedales en las noches blancas todo parece tan irreal y en calma. En el asfalto, sin embargo, nada para; tráfico sucio, noche y día, toda la semana. Exiliado en la noche de la guerra cotidiana... Tomo conciencia de mi cuerpo, que vibra; sangre que bombea músculos con vida. Total control de mi entorno inmediato; de mi cerebro sale la energía con que avanzo. Independencia y resistencia en una pedalada; independencia y resistencia política y humana. El emporio del petroleo me ve como una amenaza: reciclando bicis viejas no les sirvo para nada. Una chica se me cruza con su bici iluminada. Sonreímos y cruzamos las miradas. Esto es especial, esto vale más que nada. Personas, relaciones, la ciudad humanizada. Tan sencillo acto de rebelión, tan cercano y lleno de diversión. Dejar de hacer es la cuestión. Pedalear contra la alienación. Exiliado en la noche de la guerra cotidiana...

Sólo sentimos que debemos avanzar pedaleando, más duro, fluído, eficaz. Si nos atosigas con tu motor detrás, te miramos a la cara, saludamos y te hacemos rabiar. Somos el ninja que no ves atacar, nuestra simpleza derrota a todo tu petróleo y metal. Somos el futuro que te viene a dar una bofetada de pura realidad. Somos el curso de la historia que te va a devolver a tu caverna para que en tu odio te revuelques a placer. Tienes un serio problema de adicción, cogiendo el coche para ir al gimnasio, matando tus paseos por buscar aparcamiento, ordenando tus días por el concepto de tiempo que te dicta el mercado, las multinacionales, la presión de los medios, y esta farsa escaparate. Míranos pedalear, es otra forma de cambiar, dejando de participar en esta guerra sin declarar. Los tiempos han cambiado y puedes aceptarlo o dejarte tus ahorros en alimentar una máquina que a tragar te obligaron, eras un paria sin un volante en tus manos. Te dieron trabajo a medio día de los tuyos, Te hicieron ver que era normal aceptarlo Todo tu mapa vital fue cambiado. Lo aceptaste sin pensar demasiado. Los tiempos han cambiado, el viejo Marx tenía razón, Si insistes en negarlo sentirás más dolor. No es mi deseo, no es mi intención, acéptalo o súfrelo.